viernes, febrero 23, 2007

Whitman, poema Nº 5 Hojas de Hierbas




Creo en ti, alma mía,


el otro que soyno debe humillarse ante ti,


ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba,


quitael freno de tu garganta,


no quiero palabras, ni música,


ni rimas, no quiero costumbresni discursos,


ni aún los mejores,sólo quiero la calma, el arrullo de tuvelada voz.
Recuerdo cómo yacimos juntos ciertadiáfana mañana de verano,


cómo apoyaste tu cabeza en mi caderay suavemente te volviste hacia mí,


y apartaste la camisa de mi pecho,


yhundiste la lengua hasta mi corazóndesnudo,


y te extendiste hasta tocar mi barba,y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearonla paz


y el saber que rebasan todaslas disputas de la Tierra,


y sé que la mano de dios es mi prometida,


y sé que el espíritu de Dios es mi propio hermano,


y que todos los hombres que algunavez vivieron son también mishermanos,


y las mujeres mishermanas y amantes,


y que el amor es la sobrequilla de la creación,


y que son incontables las hojas rígidaso lánguidas en los campos,


y las hormigas pardas en los pequeñossurcos,


y las costras de musgo en el cercosinuoso,


las piedras apiladas,


el saúco,la hierba carmín y la candelaria

1 comentario:

Tamara Blue dijo...

Ah qué bueno estuvo eso